Los cuadros en la decoración son fundamentales, dan vida a las paredes, proporcionan emociones al entorno y llenan de armonía el lugar. A través de los motivos, colores y texturas, los cuadros transmiten un mensaje que cada quien puede interpretar según su impresión y experiencias propias.

Aunque colgar cuadros parezca una tarea muy sencilla, son varios los factores que debemos considerar para sacarles el máximo provecho y conseguir la armonía deseada.

La altura

Uno de los errores más comunes a la hora de colgar los cuadros es colocarlos muy altos, lo que hace que parezcan desconectados del resto de la decoración.

Una vez tomada la decisión de colocar una pintura en determinado ambiente de la casa, habrá que colgarla a la altura de la mirada. Todo dependerá de las medidas del cuadro pero, por lo general, el punto para colgarlo debería estar entre 150 y 170 centímetros del suelo.

El tamaño

Para empezar, debes contemplar el espacio que tienes para lucir el cuadro, eso determinará el tamaño del mismo. Si la pared es muy grande puedes incluso considerar una pintura en dos o hasta tres partes, siempre con cuidado de no saturar el ambiente ni sobrecargar la habitación.

En cuanto a la distancia entre cuadros, hay que seguir una regla básica: las piezas de gran tamaño requieren mayor distancia, mientras que las pequeñas deben estar más cerca para la visión directa del espectador.

Si el cuadro va encima de un mueble, hay que cuidar que el ancho del cuadro no sea superior al 80% de la del mueble sobre el que se va a colocar.

El color

Primero debes tener en cuenta el color de la pared en la que lucirá el cuadro. Si tienes una pared clara puedes apostar por cuadros con colores fuertes que aporten contraste: rojos, azules, granates, verdes, naranja. Si por el contrario la pared es de un color oscuro, ya tendrá suficiente protagonismo. En ese caso lo ideal será colocar cuadros en colores claros y neutros que combinen bien con cualquier otro color.

LOS ESPACIOS DE LA CASA

¿Dónde poner los cuadros?

Todos los espacios de la casa son propicios para ubicar cuadros. Los lugares más habituales son la sala, comedor, dormitorios y pasillo, pero no hay que renunciar a poner cuadros en el baño, la cocina o terraza, conseguirás ambientes con mucha personalidad.

Sala: Uno o varios cuadros pueden convertirse en el punto central de atención de nuestra sala. Generalmente se ubican sobre el sofá más grande, sobre una consola o la chimenea.

Te recomendamos colocar un cuadro grande que no exceda el ancho del tamaño del mueble. Un lienzo del mismo ancho que el sofá o más grande recargará la pared en exceso. Aunque uno muy pequeño tampoco sería adecuado, hay que encontrar uno en su justa medida.

Comedor: Generalmente la pared del comedor se decora con un cuadro central grande que, de ser necesario, puede ser complementado por otros más pequeños a su lado.


Cocina: Si hay algo que caracteriza a la decoración de la cocina es que siempre mantiene su esencia: los alimentos. Entonces los cuadros de esta estancia deben tener figuras de comidas, verduras, frutas, postres o cualquier otra cosa relacionada justamente con la cocina.

Dormitorio: El dormitorio es tu espacio personal más íntimo, por lo tanto, si quieres colocar un cuadro elige la imagen que más te agrade. Una buena opción es colocar fotos de tu familia.

Los cuadros visten las paredes, aportan personalidad y proporcionan un recurso destacado entre los diferentes elementos de la decoración. Son útiles para reforzar el estilo decorativo y ayudan a crear efectos visuales interesantes. Individualmente o en grupos, los cuadros mejoran y complementan el concepto de cualquier decoración. Esperamos que estos consejos hayan sido útiles para ti.

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